Una grata sorpresa al pasear por las calles de esta pequeña ciudad dentro de la ciudad, si bien se trata de un entorno terciario más que residencial. Arquitectura del hormigón armado, combinando la escala del peatón con la del hito metropolitano (la torre fue durante muchos años, y hasta hace muy poco, el edificio más alto del Perú). Y todo fruto de un concurso convocado en 1966, ganado por un selecto equipo de arquitectos: Adolfo Córdova, Jacques Crousse, Jose García Bryce, etc.
El paso de los años no ha hecho más que confirmar la vigencia de esta intervención urbana, siendo hoy día -tras sobrevivir incluso a un incendio y a la falta de adecuado mantenimiento- uno de los puntos de referencia arquitectónicos de la ciudad. Su adecuada conexión subterránea con la Estación Central del Metropolitano, otro acierto.